Xavi Rodenas - Regidor en el Ayuntamiento de GandiaCon motivo de las II jornadas de Defensa del Territorio que tenemos mañana 3 y pasado 4 de Julio en Otos he querido tener una charla informal con Xavi Rodenas para aclarar que es esto de la «Defensa del Territorio».

Xavi Rodenas es activista, defensor del medioambiente, emprendedor, y desde el pasado 13 de junio parte activa del gobierno de Gandia desde mesGandia.

Me comentaba Xavi que «La defensa del territorio» es en realidad una forma de entender el territorio. Entenderlo desde la sostenibilidad en equilibrio con la naturaleza, con el medio ambiente. Un equilibrio llevado a cabo con sentido común.
Esta relación con la naturaleza es clave y tiene que ser vivida desde la ruralidad bien entendida, no desde un punto de vista puramente conservacionista ni protegiendo a ultranza la naturaleza (como pretenden algunos ecologistas), salvo en casos o zonas concretas. Es más bien una forma de vida que tiene en cuenta la naturaleza, interacciona con ella, la preserva con esas conexiones y vive la ruralidad de la manera más equilibrada posible.
Estamos en un momento que cuando se habla de ruralidad esta tiene una componente romántico. La ruralidad puede vivirse de una forma moderna, no debe vincularse al pasado, a formas de vida rurales idealizadas y que realmente eran muy duras (y provocaron el éxodo a las ciudades). Se deben conjugar dos factores principales para una defensa efectiva del territorio, por un lado la calidad de vida, que necesita de una serie de infraestructuras que, lógicamente, necesitan inversión pública (salud y educación principalmente) y por otro lado la generación de oportunidades en el entorno rural.

La generalitat lleva 30 años apostando por un modelo basado en grandes eventos e infraestructuras y ha llegado el momento de apostar por el entorno rural.

Como comentamos durante nuestra charla es una cuestión de modelo territorial de la generalitat, lleva muchos años impulsando un modelo basado en la especulación y el turismo de masas, ahora debe apostar por la ruralidad, apostar por esas infraestructuras mínimas y básicas que hacen falta para fijar población en el medio rural, una población que será la que mantenga en buenas condiciones el medio ambiente y la agricultura que van a ser básicas para nuestra supervivencia, y que tienen un potencial de crecimiento muy grande y sostenible si se hace de una forma planificada y con sentido. En un momento de saturación de las grandes ciudades apostar por un modelo de vuelta a la ruralidad, con el impulso de las infraestructuras básicas como por ejemplo tener una escuela donde vayan 20 o 25 niños y que estén bien atendidos por los profesores necesarios es un lujo y conseguiría fijar y atraer población a las zonas rurales ya que la calidad de vida es mucho mayor.

El segundo factor para una efectiva defensa del territorio debe ser el generar oportunidades en el territorio. Por ejemplo un agricultor que quiere producir en secano tenga a su disposición un sello o marca de calidad y proximidad que sirva de instrumento para potenciar las ventas y facilitar la llegada al mercado de estos productos diferenciados. Es una forma de vincular a través del municipio que, por ejemplo, todos los restaurantes de la comarca y comarcas vecinas consuman productos de calidad, km 0 y cercano, que potencie que en visitas a la zona se consuman y conozcan dichos productos.
Desde las entidades locales se pueden emprender diferentes proyectos con ayudas de fondos europeos de ayuda a los entornos locales o ahora posiblemente (y aunque somos conscientes de la situación) por parte de la generalitat, como por otra parte ya han hecho el país vasco, cataluña y otros sitios, ayudas que vayan dirigidas a intentar generar oportunidades en el entorno rural, para que la gente se anime a volver, a que el capital humano que se fue de las zonas rurales para estudiar una carrera vuelva y pueda ejercer su profesión o usar sus conocimientos para dar un enfoque más profesional a actividades tradicionales y que pueda hacerlo con una cierta seguridad. Esto se puede llevar a cabo poniendo en valor activos sostenibles, de manera que las ayudas tengan un sentido al favorecer actividades que son respetuosas con el medio, que generan un valor medioambiental. Favorecer la implantación de empresas que sean respetuosas con el medio ambiente y no proyectos que vayan en contra de un modelo sostenible.

Para conseguir una defensa real del territorio necesitamos una mayor conciencia ciudadana del valor de los productos de cercanía, del valor intrínseco de preservar una cultura y una forma de vida anclada en el mundo rural (sin renunciar a la modernidad y a la tecnología bien entendida), y en esto la crisis ha jugado un papel clave para volver en cierta manera a hábitos de consumo más razonables, la crisis nos ha situado en un punto en el que ya no somos ‘ricos’ ya no podemos hacer un gran viaje de 10000 km. de distancia, pero si que podemos ir a esa casa rural que hemos visto en internet y que nos ha gustado, y podemos pasar una experiencia de contacto con el mundo rural, con los productos en el lugar donde se producen, contactando directamente con el productor que vive y ama la tierra y el producto que cultiva o realiza.

Un ejemplo de esto sería la safor donde hay 20 o 25 productores de proximidad cuando hace solo 4 años solo habían 2, unos productores que, aun sin las ayudas de la administración que comentamos han conseguido colocar el producto en el mercado, por lo que con una apuesta decidida de la administración para promover este modelo (posiblemente con costes mucho menores de lo que costaba promover el anterior modelo de especulación y turismo de masas) es posible conseguir que estos proyectos sean sostenibles y que mucha más gente se beneficie de la estructura productiva y no solo unos pocos.

Esto se ha visualizado también en las movilizaciones, cuando antes en las movilizaciones en defensa del territorio íbamos 4 ahora de repente en las últimas movilizaciones vienen 200 o 300 personas lo que indica que efectivamente algo está cambiando y la ciudadanía es más consciente de la necesidad de proteger lo que queda protegible, de no favorecer la especulación urbanística. En cierta forma también es en parte una moda, sobre todo lo del consumo de cercanía, hacertelo tu mismo, etc, esto ha sido propiciado por la crisis, pero bienvenidas sean esas modas. Y ciertamente estamos en un momento de inflexión muy importante porque, o invertimos en consolidar este modelo y desde la administración se llevan a cabo políticas que incentiven este movimiento de consumo cercano y de calidad, basado en nuestro territorio y en producciones cercanas o podemos perder la oportunidad, ya que si comienza a recuperarse la economía y comenzamos a tender al modelo anterior de especulación y despilfarro será una oportunidad perdida de tomar el buen camino.

Como conclusión podemos decir que al final defender el territorio no es ir en contra de una vida mejor, al contrario, es precisamente propiciar que en el territorio hayan oportunidades pero en armonía con el mismo, no esquilmando o usándolo como vertedero o basurero, sino tomando las potencialidades del territorio en su situación actual y generando proyectos que sean sostenibles y mejoren nuestra calidad de vida real.